«Multilateralismo ante un futuro incierto»

Ante un mundo cada vez más interconectado, los problemas globales a los que se enfrentan los países son colectivos y requieren de soluciones cooperativas que involucren a múltiples agentes internacionales. Nunca antes el multilateralismo ha sido tan necesario. 

Es en el Congreso de Viena donde el tradicional bilateralismo da paso a una nueva era en la que el multilateralismo es crucial para abordar desafíos internacionales que no entienden de fronteras, así como la incertidumbre en el actual escenario global. Fomentando la diplomacia y el diálogo entre naciones, este enfoque multilateral representa un marco esencial de trabajo en áreas de interés común para todos los países, quienes deben tratar de prevenir conflictos y facilitar la resolución pacífica de disputas colectivas. 

Bajo el lema “sin dejar a nadie atrás”, el multilateralismo da la oportunidad a todos los países, independientemente de su tamaño o poder económico, de participar en la toma de decisiones globales cruciales y les permite abordar sus preocupaciones específicas. Esta igualdad de voz entre naciones promueve un sistema internacional más equitativo y justo, además de una respuesta mucho más eficiente a los desafíos globales gracias a este escenario de cooperación donde no hay dominaciones. 

La crisis de la COVID-19 ha mostrado las vulnerabilidades de nuestro mundo hiperglobalizado y los límites de la gobernanza global. Para preservar en el futuro los beneficios del multilateralismo, las naciones deben ser capaces de reorientar los pilares de este sistema al contexto actual internacional. El multilateralismo del siglo XXI debe promover un diálogo inclusivo, priorizar el bienestar de los más desfavorecidos, fortalecer el sistema global y servir como un mecanismo de empoderamiento para la ciudadanía. 

Más que un fin en sí mismo, el multilateralismo debe ser concebido como la herramienta para una conseguir mayor prosperidad y seguridad económica social. La cooperación multilateral debe justificarse en el interés público y emplearse como un instrumento para alcanzar un crecimiento sostenible, resiliente e inclusivo que nos permita confrontar activamente desafíos en tiempos de incertidumbre.